Charles Eames ocupó una posición única en el mundo del diseño: a partir de 1940, él y su esposa Ray Eames provocaron un cambio en la forma de ver todo. Parte del secreto del éxito de los Eames fue que los elementos elegidos nunca procedieron del mundo del arte. Quizá sólo Los Ángeles, con su ambiente cultural libre y sus debates sobre los valores europeos, podría sostener un enfoque tan hedonista y excéntrico del diseño.
Su primer gran éxito llegó en 1940 cuando, en colaboración con Eero Saarinen, creó la silla ganadora del concurso "Organic Design in Home Furnishings", para el Museo de Arte Moderno. Expuestas en el museo en 1941, estas sillas eran innovadoras por el uso de madera contrachapada moldeada en forma de caparazón, no en una dirección como en Aalto o Breuer, sino en dos direcciones para crear una verdadera "escultura", un efecto tridimensional.